En la era digital, la búsqueda de empleo se ha transformado y abocado al uso de nuevas tecnologías. Plataformas como LinkedIn, WhatsApp, Telegram, entre otras, están siendo las nuevas herramientas para la selección de personal, pero también para los estafadores. Estas aplicaciones están siendo las últimas formas de fraude, para aprovecharse de la necesidad y vulnerabilidad de personas desempleadas, haciendo uso de robots o Inteligencia Artificial, principalmente para el robo de información y extorsión.
¿Cómo identificar estafas de empleo?
El fraude comienza cuando la víctima recibe un contacto desde un perfil o número desconocido, aprovechando el hecho de que muchas personas están buscando empleo o han enviado su currículum a varias empresas. Generalmente, son ofertas laborales de fácil remuneración o trabajando desde casa, sin ofrecer detalles sobre las funciones o la empresa que supuestamente está detrás de la oferta. Este vacío de información debería ser la primera señal de alerta, pero en muchos casos la promesa de un trabajo hace que las personas pasen por alto estas inconsistencias.
Tras este primer contacto, los estafadores solicitan un número de Whatsapp, su hoja de vida, documentos de identidad o cualquier información personal adicional, según sea el caso, para “avanzar en el proceso de selección”. Estos cibercriminales suelen presentar una oferta de trabajo muy atractiva, empleos sencillos como dar likes o realizar pequeñas tareas online, con una remuneración aparentemente alta y condiciones laborales muy flexibles. Este es uno de los ganchos más efectivos, ya que muchas personas buscan trabajos que puedan hacer desde casa y que no exijan demasiada experiencia o formación.
Los estafadores pueden incluso ofrecer una pequeña remuneración por una tarea de prueba. En este punto, la estafa parece aún más real, y la víctima comienza a confiar en el proceso. Sin embargo, una vez que la persona ha demostrado interés en continuar con el trabajo, los delincuentes piden información personal, como datos bancarios o de identificación adicional, bajo la excusa de que es necesaria para formalizar un contrato o ejecutar el pago de las tareas.
En algunos casos, la estafa puede incluir la solicitud de un pago inicial, que se justifica como un costo necesario para la formación o la adquisición de materiales de trabajo. Una vez que la víctima realiza este pago, los estafadores desaparecen, y no solo se quedan con el dinero, sino también con la información personal que puede ser utilizada para futuros fraudes o robo de identidad.
¿Qué objetivo tienen estos fraudes?
La implementación de nuevas herramientas de inteligencia artificial también ha generado nuevas formas de estafa. Cuando un usuario de WhatsApp o de otras plataformas, contesta una videollamada de un número desconocido, su rostro puede ser grabado y después usado para el deepfake. Existen también casos que, al contestar una videollamada pongan video para adultos, haciendo parecer que la persona estaba viéndolo, para luego extorsionarle.
Otra utilidad de esos contactos fraudulentos y datos suministrados, es su venta a compañías que la usan con fines de publicidad o mercadeo. Así mismo, el robo de identidad les permite a los estafadores obtener mucha información personal sensible, que puede ser utilizada para realizar movimientos financieros, como solicitar créditos o acceder a una cuenta bancaria de la víctima.
Una de las cosas más preocupantes, es que a los más jóvenes parece no importarles ofrecer información personal, a cambio de un beneficio, por mínimo que sea. En el caso de personas mayores, lo delicado es la desinformación o poco conocimiento de uso de las apps o plataformas. Por eso los ciberdelincuentes se aprovechan, porque pueden acceder de manera fraudulenta a grandes cantidades de dinero, con tan solo unos datos.
¿Cómo combatir a los cibercriminales?
Una solución es activar la doble verificación de las aplicaciones y plataformas que usa, lo que evita que algún estafador intente robar una cuenta mediante la suplantación de identidad y ofrece una capa adicional de seguridad.
Es recomendable no tener información sensible en los chats o correos electrónicos, como fotos de identificaciones o tarjetas, contraseñas de cuentas de servicios o de datos personales, pues los ciberdelincuentes suelen buscar este tipo de información en las conversaciones. También evitar dar mucha información en los chats, incluso a los contactos de confianza. Lo más importante será siempre reportar los perfiles y acciones de los estafadores, haciendo uso de las opciones en las aplicaciones y plataformas digitales, para darle freno a la ciberdelincuencia. Aquí te dejamos la guía que ha elaborado WhatsApp sobre las estafas y las instrucciones a seguir para reportar los números sospechosos.